ARMAGEDÓN
Flim caminaba pesadamente por las estrechas aceras de Nueva Europa, pero de nueva tenía poco, ya que cada día que pasaba mostraba un aspecto más y más viejo. Por un momento Flim recordó la nostálgica mirada con la que Don Alejandro, uno de los Ancianos le hablaba de esas verdes e interminables praderas y esos cielos azules que había antes de lo que los adultos llaman, el Armagedón. Repentinamente el cielo amarillo uránico se oscureció, y se tornó negro, de él comenzaron a caer afiladas gotas rojas.
-¡Maldición!-gritó -Tengo que volver al búnker.
Si una de esas gotas rojas tocaba la blanca piel de Flim….Bueno, poco volveríamos a escribir sobre él.
Diego Aranda
Si una de esas gotas rojas tocaba la blanca piel de Flim….Bueno, poco volveríamos a escribir sobre él.
Diego Aranda